En mis manos tengo la flor que inevitablemente me habla de ti, me dijo:
- Dime ¿Ella no es aquella estrella que en lo alto brillaba en el cielo y, que en la oscuridad de la noche resplandecía más que las demás? Me dijo tu corazón que el amor jamás moriría, que ella sería tu inspiración y, así perdiese los sentidos, tu podrías sentirla con el alma. Acaso no me dijiste que la amabas pero ahora cambias radicalmente, y hablas como si fuese inevitable que el amor se ha muerto. Y entonces, ¿será que te has muerto tú? Pero tu corazón sigue latiendo y tu cuerpo tiene calor. Dime,¿ se puede morir un amor así, tan grande que crecía y crecía, y se desbordaba así con furia?, porque la pasión que contenía iba rompiendo los límites hasta de la razón. Pero ahora la noche se hizo más oscura y, ya no hay estrellas y tu corazón no me dice nada. Déjame saber, déjame entender, ¿Que fue lo que pasó?
Y entonces, contesté:
- Que pregunta tan atinada que parece ser una antorcha quebrando las sombras y trayendo claridad.
Y entonces, le explique:
- A mi entender entonces, ella era más que una estrella y el amor prometía, siempre dar más. Pero un día cualquiera, ella ya no estaba mas y cuando eso sucedió aunque no lo creas o sea difícil entender, el corazón se murió y se muere del amor mismo. Y ese amor gigantesco que crecía va siendo como un árbol, que se muere si no le das agua de beber. Y el amor muere porque al que amas ya no esta, los sueños se desgarraron, la mente, la consciencia, la voluntad, y es cierto que la misma luz que alumbraba y que llamaba “Amor, mi amor”, se apaga. Y llega el momento del vacío, ni te explicas, ni entendiendo entiendes que el amor se muere, porque tu amor, el amor, mi amor ya no está mas, se fue, se perdió, ¿Dónde está? En el eco de un recuerdo, y ahora es como un féretro de un cementerio, ya no puede reír, ya no puede llorar mas. El amor se muere porque ya no estás.
- Dime ¿Ella no es aquella estrella que en lo alto brillaba en el cielo y, que en la oscuridad de la noche resplandecía más que las demás? Me dijo tu corazón que el amor jamás moriría, que ella sería tu inspiración y, así perdiese los sentidos, tu podrías sentirla con el alma. Acaso no me dijiste que la amabas pero ahora cambias radicalmente, y hablas como si fuese inevitable que el amor se ha muerto. Y entonces, ¿será que te has muerto tú? Pero tu corazón sigue latiendo y tu cuerpo tiene calor. Dime,¿ se puede morir un amor así, tan grande que crecía y crecía, y se desbordaba así con furia?, porque la pasión que contenía iba rompiendo los límites hasta de la razón. Pero ahora la noche se hizo más oscura y, ya no hay estrellas y tu corazón no me dice nada. Déjame saber, déjame entender, ¿Que fue lo que pasó?
Y entonces, contesté:
- Que pregunta tan atinada que parece ser una antorcha quebrando las sombras y trayendo claridad.
Y entonces, le explique:
- A mi entender entonces, ella era más que una estrella y el amor prometía, siempre dar más. Pero un día cualquiera, ella ya no estaba mas y cuando eso sucedió aunque no lo creas o sea difícil entender, el corazón se murió y se muere del amor mismo. Y ese amor gigantesco que crecía va siendo como un árbol, que se muere si no le das agua de beber. Y el amor muere porque al que amas ya no esta, los sueños se desgarraron, la mente, la consciencia, la voluntad, y es cierto que la misma luz que alumbraba y que llamaba “Amor, mi amor”, se apaga. Y llega el momento del vacío, ni te explicas, ni entendiendo entiendes que el amor se muere, porque tu amor, el amor, mi amor ya no está mas, se fue, se perdió, ¿Dónde está? En el eco de un recuerdo, y ahora es como un féretro de un cementerio, ya no puede reír, ya no puede llorar mas. El amor se muere porque ya no estás.
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Pintura y Escrito:
Oscar Basurto Carbonell
¡ Gracias Taty por tu comentario !
1 comentario:
Lo lei dos veces, no fueron tres, y creo que lo volveré a leer una cuarta y quinta vez, es bellísimo...Felicitaciones, tiempo que no leía un poeta de verdad. Leo a diario varios Blog, busco, hurgo en la blogosfera, indago, buscando palabras para nutrir mi pensamiento, y a veces mi búsqueda es certera, y me regala una copa de vino que degusto con deleite y quietud.
Un abrazo poeta.
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